Cuento de los meses del año para niños
¡Hola a todos! ¿Te has preguntado alguna vez cómo fue que los meses del año llegaron a ser lo que son? Esta es una historia muy antigua, que sigue siendo contada en todas partes del mundo. Esta es la historia del cuento de los meses del año para niños.
En este cuento, se nos cuenta la historia de doce hermanos, cada uno de los cuales representa un mes del año. Estos hermanos se encontraron en una situación muy difícil, en la que debían decidir cómo serían los meses del año. Después de muchas discusiones y debates, los hermanos decidieron repartir el año entre ellos, cada uno asumiendo la responsabilidad de un mes.
Era una vez una niña llamada Lucia. Vivía en el campo con sus padres en una pequeña casa blanca con una bonita huerta. Lucia disfrutaba mucho de las distintas estaciones del año, especialmente las que traían consigo los frutos de la huerta.
Cada mes, Lucia visitaba la huerta para ver los cambios que estaba experimentando. En enero, cuando el aire era frío y el cielo estaba cubierto de nubes, la huerta estaba desierta. Pero en febrero, con sus primeros rayos de sol, los árboles comenzaron a florecer y las flores silvestres salían de la tierra.
En marzo, cuando el clima comenzaba a calentarse, la huerta comenzaba a llenarse de vida. Lucia podía ver a las abejas zumbando de flor en flor y a los pájaros anidando en los árboles. Las frutas comenzaban a madurar, y pronto estarían listas para ser cosechadas.
En abril, el calor se hacía más intenso y la huerta estaba llena de frutas. Los árboles y los arbustos estaban repletos de manzanas, peras, cerezas y melocotones. Lucia disfrutaba recorriendo toda la huerta, admirando los colores y olores de la primavera.
En mayo, el sol brillaba más fuerte y la temperatura seguía subiendo. Los árboles estaban llenos de hojas verdes y los pájaros cantaban felices. Lucia pasaba horas recolectando las frutas y, cuando regresaba a casa, sus padres la felicitaban por su trabajo.
En junio, el clima se volvió más cálido y húmedo. Las frutas maduraban más rápido y los árboles estaban llenos de cosechas. Lucia se divertía recogiendo las frutas de la huerta y comiéndolas al sol.
En julio, el calor era tan intenso que era necesario refrescarse a menudo. Lucia se bañaba en el arroyo cercano y disfrutaba de la brisa fresca que soplaba por la tarde.
En agosto, comenzaban a caer las hojas de los árboles y la huerta se estaba despojando de sus frutos. Lucia seguía recolectando las últimas frutas, asegurándose de que no se desperdiciara nada.
En septiembre, el clima se hacía más fresco y los árboles se cubrían de hojas amarillas y rojas. Lucia disfrutaba viendo el cambio de color en la huerta y recogiendo algunas hojas para llevárselas a casa.
En octubre, las frutas ya no estaban, pero los árboles estaban llenos de nueces y bellotas. Lucia se divertía mucho colgando una cesta de su cinturón para recolectar frutos para alimentar a sus animales.
En noviembre, el clima se hacía más frío y los árboles estaban desnudos. Lucia se aventuraba por la huerta para encontrar algunas setas y setillas que crecían entre la hierba.
Y por último, en diciembre, el frío se hacía más intenso, pero la huerta seguía siendo un lugar tranquilo y mágico. Lucia disfrutaba mucho corriendo por la huerta, viendo el paisaje cubierto de nieve y sintiendo el aire frío en su cara.
Lucia disfrutaba mucho de los cambios que cada mes traía a la huerta. Su alegría se veía reflejada en la sonrisa que no se borraba de su cara. Así es como pasaba los doce meses del año, disfrutando de la magia que la naturaleza le ofrecía cada día.
Moral del cuento: Siempre debemos tener presente la importancia de trabajar en equipo para conseguir los mejores resultados.
Espero que hayas disfrutado de este cuento y que hayas aprendido algo de él. ¡Adiós!
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