Cuento de pentecostés para niños
Hace mucho tiempo, en una hermosa ciudad llamada Jerusalén, había una fiesta especial que los niños esperaban durante todo el año. Se trataba de la fiesta de Pentecostés, cuando los judíos celebraban el regreso del Espíritu Santo a los apóstoles.
Este cuento narra la historia de una familia judía que vivía en Jerusalén y cómo celebraban la fiesta de Pentecostés. A través de la voz de un niño, la historia nos cuenta cómo él y su familia preparaban la fiesta, qué comían y qué actividades realizaban para celebrar el regreso del Espíritu Santo.
El regalo de Pentecostés
Había una vez una familia muy feliz que vivía en una pequeña aldea. Esta familia era muy especial y querían celebrar Pentecostés de una manera muy divertida.
Una noche, antes de Pentecostés, la familia se reunió para decidir qué harían para celebrar la fiesta. La madre dijo: "¿Por qué no hacemos un regalo para todos los niños de la aldea? Sería algo divertido".
Todos aceptaron la idea con entusiasmo, así que fueron a la tienda a comprar todos los materiales que necesitarían para hacer el regalo. Compraron lana, agujas de tejer, hilo y botones.
Una vez que tuvieron todos los materiales, comenzaron a trabajar en el regalo. La madre les explicó que iban a hacer unos suéteres muy bonitos para regalar a todos los niños.
Durante semanas trabajaron en los suéteres, eligiendo los colores más bonitos, eligiendo los diseños más divertidos y eligiendo los botones más bonitos. Finalmente, el día de Pentecostés llegó y todos los suéteres estaban listos.
El día de Pentecostés, la familia recorrió la aldea y entregó un suéter a cada niño. Los niños estaban muy felices de recibir los suéteres, ya que eran muy bonitos y muy cómodos.
Todos los niños llevaban sus suéteres y se divertían mucho. Estaban muy agradecidos por el regalo y se sentían unidos como una familia.
Así es como la familia celebró Pentecostés y cómo se unió la aldea. Era una gran lección de amor y unión para todos.
Moraleja: Siempre hay que tener cuidado con lo que se desea, pues no siempre se obtiene lo que se desea y, a veces, el resultado puede ser peor de lo que se esperaba.
Espero que hayas disfrutado mi cuento. ¡Hasta la próxima!
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